Guillermo Vilas

Inicio / de Humor / Guillermo Vilas

Guillermo Vilas

Por: M.C.

Creo que fue Guillermo Vilas, quien aseguró en una entrevista que el aroma que más adoraba era el de un tubo de pelotas de tenis recién abierto. Cada vez que abría uno no podía evitar sentirle el olor y disfrutarlo. Puedo afirmar que movido por la curiosidad, en la única oportunidad de mi vida que compré pelotas de tenis y recordando esas declaraciones, quise percibir aquel perfume. Una baranda a goma encegueció mi olfato por un par de minutos, pero puedo asegurar que no era para nada agradable.

Yo por mi parte, tengo la manía de sumergir la nariz en cuanto libro se me cruce, sobre todo si es nuevo. El olor a libro es hermoso, no sé por qué. Papel tinta y pegamento, equilibrados a la perfección. También tienen su atractivo los antiguos, con toda una impronta olfativa diferente, la mayoría son cosidos y la ausencia de químicos del pegamento resalta el aroma atabacado y maderoso del papel, además de un dejo de humedad que siempre está presente. Los de la década de los ’90 son los más suaves, quizás en esa época se utilizaba una tinta diferente o distintos adhesivos menos agresivos, aunque también cuentan con su atractivo. Cada vez que un ejemplar llega a mis manos no puedo evitar abrirlo en medio de las páginas, y con los ojos cerrados dejarme llevar.

Estoy seguro que cada uno tiene un aroma predilecto, un placer culpable. Mi esposa por ejemplo, no puede resistirse al vaho de la pólvora. Cada año nuevo, se regocija con el aroma que inunda el aire producto de los fuegos de artificio. Incluso compra este tipo de artículos explosivos a nuestro hijo en las fiestas, incitándolo a encenderlos solo para satisfacer su secreto placer.

Haciendo una barajada de conjeturas podría arriesgar que esas fascinaciones del sentido olfativo, quizás estén relacionadas a las aspiraciones, y no me refiero a las aspiraciones nasales, sino a las aspiraciones en el concepto de anhelo, deseo. Tal vez sea una manifestación de la personalidad. Vilas por supuesto deseaba desde niño llegar a ser el número uno del tenis, y el aroma de las pelotas estaba relacionado directamente. Posiblemente yo siempre deseé ser escritor, aún sin saberlo, o tal vez simplemente amaba tanto la lectura que el objeto libro se convirtió en atractivo para todos los sentidos, una especie de fetiche. Puede ser ésa la razón por la cual la mayoría de las mujeres aman tanto el aroma a bebé, y sus colonias y sus talcos, secretamente tienen todas el deseo incorporado de ser madres, tal vez impuesto por la sociedad o por la evolución misma y el instinto de supervivencia de la raza.

¿Será que mi esposa, amante del olor a pólvora, tenga secretamente el deseo de ser una asesina? Supongo que debería evitar en todo caso, comprar un arma o hacerla disgustar.

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable El titular del sitio.
  • Finalidad Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios .
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies, puede ver aquí la Política de Cookies