Por: J.M.C.

Hoy, he leído la primera agenda, regalo de mi hija Gloria, mi Princesa del Arcoíris, como yo la llamo. Esta agenda, la empecé a escribir el 09/01/2009 y ha sido, un maravilloso viaje de vuelta, al comienzo de esta mágica aventura que, realmente, empezó cuando, hace 34 años, un compañero de trabajo, me prestó Caballo de Troya I.

Yo, siempre había sentido y confiado, en que hay Alguien ahí fuera; rodeándonos, velando y cuidando de nosotros.

Un día, siendo aún muy joven, viniendo de los famosos Ejercicios Espirituales, en el pueblo de Alburquerque (Badajoz), donde no fui precisamente “espiritual”- cosas de la poca edad y las hormonas en ebullición- de pronto, quizás influenciada por el ambiente que me rodeó, durante una semana, en el autobús que nos traía de regreso a casa, sentí que, sin renunciar a nada: novio, boda, hijos…, sin embargo, quería jugar en Su equipo y así se lo dije, dirigiéndome a esa energía que yo sentía, me rodeaba y al instante supe, mejor dicho, sentí que era cierto, que lo deseaba, que no era un capricho beato o sensiblero y un maravilloso sentimiento de paz y seguridad me invadió.

La vida, desde ese día, tuvo sus luces y sombras, de ningún modo todo ha sido un paseo en barca. Momentos muy felices y otros no tanto –como todo el mundo- pero la presencia del Padre Azul, como yo le llamo, nunca ha dejado de acompañarme y con toques mágicos, sin imponerse, me ha ido guiando y protegiendo de mí misma, sobre todo.

Cuando, muchos años después leí Caballo de Troya I, descubrí, en la figura de Jesús, al Padre que intuí, pero mucho más presente, ya que lo descubrí dentro de mí y la vida me dio otro vuelco.

En un momento especial, conocí a Teresa. Fue una figura importante para mí, pues aunque su manera de enfocar esta comunicación con Él, está muy lejos de la mía: muchas oraciones, rituales, limpiezas energéticas… que a mi me cansan y con las que no me identifico, sí es cierto que tiene una sensibilidad especial para escucharte y sobre todo, respeta tu postura.

Rezar, yo nunca rezo, hablo como si estuviera hablando de tú a tú, ya que creo que la comunicación, tiene que ser algo personal, no a través de rituales impuestos por ninguna religión. Él no pertenece a nadie y a la vez es de todos.

En estos días de encierro, he recibido –como todos- muchos mensajes con vírgenes, cristos dolientes y santos, a los que hacer peticiones y no he reenviado ninguno porque siento que, dentro del peligro que es una pandemia, tenemos la oportunidad de conectar, de una manera muy especial, con nuestro verdadero Yo, que es Él, y analizar lo que ha sido nuestra actitud en la vida, hasta ahora. Preguntarle, pedirle consejo, pero sobre todo escucharle/te.

Es muy fácil, hacer propósitos de enmienda, como los que se hacen el día 1 de Enero, con la resaca y luego, nada. Ahora, nos jugamos mucho más porque los cambios, no van a ser a nivel personal, si no para todos y todo, este hermoso planeta azul que tan poco valoramos y no sé, si al nivel de tecnología y “avances” en los que estamos, de forma bastante inconsciente inmersos, vamos a tener otra oportunidad para seguir disfrutando de todo lo que tenemos, no valoramos y tanto perjudicamos.

En absoluto, mi vida ha sido, es o será fácil porque, el libre albedrío y yo, tenemos una relación complicada y, aunque estoy convencida de que cada metedura de pata me ha servido de entrenamiento, seguro que, si hubiera tenido una conversación previa conmigo misma y, sobre todo, me hubiera escuchado, habría sido más fácil.

Después, de muchas horas de poner en práctica esta forma de comunicación, me he liberado de culpabilidades, miedos, inseguridades. He aprendido a desaprender de todo lo que no me sirve para crecer, que me ata a la vida de los demás y no me deja ir hacia delante.

Ahora sí que puedo decir que, al menos mi vida, es mi AMADA VIDA MÁGICA.

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