La Roca Viva

Inicio / de Aventuras / La Roca Viva

La Roca Viva

Por: R. Lompre

La luz despierta mis sentidos, toda yo me desperezo con firmeza; día tras día, año tras año…Mis recuerdos se arremolinan emocionantes, desesperados a veces solitarios otras; amablemente pacíficos generalmente.

Mmm, como una vez que un brillo nacarado se posó a mi lado. La corriente nos mecía suavemente, nos sacudía frenéticamente. Danzando al unísono, uaaaaaaaa! que divertido eran esos momentos.

Cálidos y multiformes paisajes, iluminados sutilmente sea por la luna llena o el sol de pleno agosto. Rodeada por miles de estrellas que me regalaba la negra arena volcánica, con su extraña e hipnótica belleza.

Algún pez irrumpía escapando de algún peligro inminente de cuando en cuando rompiendo la quietud, el hastío la monotonía del transcurrir inmutable que exista a veces…cardúmenes coloridos rozaban mi superficie porosa otorgándome momentos de placer y alegría súbita.

Recuerdo un momento especial un cosquilleo me inundó y vi de pronto que alguien me observaba con minucioso interés, dos asombrosas luces movedizas y brillantes se posaron por un instante en mí, considerándome algo temporalmente interesante.

Mi universo cambiaba a diario de azul añil a turquesa brillante, con cierto disfrute vivenciaba y me regodeaba.

Sin ninguna otra preocupación que pasar mis momentos en aquel delicioso paraíso, reposando descansando, meciéndome por momentos, dando vueltas sobre mí misma, limando y dando formas diferentes a mi irregular geometría.

Como esa vez en que me visitó por unos días una obstinada alga rosa, empeñada en asirse de uno de mis filos más prominentes, con tanta fuerza como si de ello dependiera su vida por completo.

La corriente la hacía zozobrar de un lado hacia otro, para luego bailar armónicamente sobre mí, como si algún compositor anónimo la guiara segura en esas insólitas formas y movimientos.

En mis principios recuerdo haber estado unida a una roca ardiente expulsada del volcán estrepitoso e iracundo.

Hasta chocar implacable contra el suelo marino.

Mi padre, el gran Teide, me expulsó en poco tiempo a un escenario muy diferente.

Escondida por miles de años permanecí, aletargada y confundida, recordando cuando era parte de algo mayor. Cuando era fuerte podía ser implacable, como una reina, entronizada.

Tremendamente sola, desubicada y perdida en ese entonces…

Algunas décadas pasé frustrada rodando y rodando en silencio solo con la mirada puesta en mi interior y sentimiento de insignificancia.

¡Solo era un pedrusco! Que el tiempo fue poco a poco limando y moldeando con paciencia y sabiduría…

Cuando desperté de mis años de letargo… algo en mí no era igual, pude sentir que había alguien más…

Un extraño individuo de ojos saltones, fuertes tenazas y refulgente color anaranjado me sacudía de aquí para allá, golpeándome fuertemente sobre un molusco con la intención de conseguir su cena.

Con semejante experiencia abrupta y vertiginosa desperté, casi cómicamente.

Comprendí que no estaba sola, a partir de entonces mi intención era conocer lo que me rodeaba y disfrutar de ese descubrimiento así mágicamente notaba como iba poco a poco creciendo mi entorno.

Tortugas migraban, peces coloridos y de diferentes formas enriquecían mis jornadas… seguían acumulándose en mi superficie cicatrices… pequeños moluscos y criaturas que me acompañaban en mi nueva vida.

Cada día estaba colmado de felicidad y completud, a veces se acercaba algún velero y me mostraba su magia, sus sombras, sonidos y voces humanas que nunca había imaginado.

Grupos de delfines jugueteaban haciendo volteretas y acariciándose mutuamente con sus hocicos, parecían disfrutar del juego grupal y emocionante.

Completamente unida a este medio y experiencias trascurría mi plácida vida, la que había logrado conseguir, mediante tiempo y confianza.

De pronto algo extraño se sentía en el ambiente. Todo parecía gris y amenazante. El suelo comenzó a vibrar y moverse.

Grandes grietas vislumbraban el rojo magma que otra vez apareció en mi vida, hoy me invadía.

Emergían miles y miles de rocas, el paisaje cambiaba segundo a segundo, rocas como yo emergían rojas y amenazantes, como yo una vez lo hice.

Sentí cómo mi existencia corría peligro, algo fuerte y filoso cayó sobre mí y me partió en dos, éramos dos; con dos mentes y sentimientos diferentes tuve muchísimo miedo al ver mi insignificancia e indefensión.

Mi otro mitad rodó y se alejó, no supe mas de ella, pero eso no me importó, recordé como en una gran revelación, como el tiempo había hecho conmigo, moldearme, pulirme, supe que nuevamente como en un ciclo eterno, todo empezaría nuevamente.

La paz volvió a invadirme… sin temor alguno me he convertido en un hermoso y brillante grano de arena negra, que me recuerda día a día mis orígenes.

Soy una piedra viva.

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable El titular del sitio.
  • Finalidad Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios .
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies, puede ver aquí la Política de Cookies