Por: Yordania Velázquez Avila

Risas, carcajadas que resuenan en toda la habitación festejando un encuentro muchas veces planeado y finalmente concretado. Tres cabelleras acercadas por algo más que la geografía física, juntadas una alrededor de la otra.

— Cabello rubio: Chicas, ni se imaginan las peripecias que he vivido.

— Cabello rojo: Vamos, que de las tres eres la que menos deberías quejarte.

— Cabello negro: No creo que se esté quejando, todas hemos vivido lo nuestro, cada cual a su manera.

— Cabello rojo: ¿Recuerdan a Roger? ¡Ah, qué tipazo cuando éramos adolescentes!, uno de los chicos más solicitados del pre y me di el lujo de rechazarlo, ja ja ja ja ja, solo para que no se creyera cosas. ¿Saben? Hace poco me encontró en Facebook y me envió una solicitud de amistad y yo casi ni lo reconocí. ¡Está tan cambiado! ha engordado, bueno como casi todos. Pero en fin, ahora vive en Francia, estaba pasando unos días con sus padres y quedamos de vernos. ¡Hay mis amigas!, pensé que me iba a sorprender, cuando lo vi fue como si nunca nos hubiésemos visto antes y ¡pensar que me arrancaba suspiros en la adolescencia! Pues les cuento que fuimos a dar una vuelta como viejos amigos, llegamos a un bar. Que estaba bien ambientado, a media luz, música romántica, de la década del amor, todo parecía perfecto. Muy caballeroso le pidió al barman me sirviera una piña colada, que por cierto, ya ni las hacen con piña, ni con coco, ja ja ja ja ja ja, en fin, hablamos de tantas cosas, hasta de su doctorado en matemáticas, me sorprendí cuando me contó aquella historia del pre que recordaba muy bien, ¿recuerdan esta frase?: “¿Complacido?, Satisfecho”, nos reímos mucho, me dijo que ya no era tan inmaduro, y se lo creo, pero ya no somos los mismos y los encantos se han esfumado por completo. Pudo haber sucedido cualquier cosa, porque las condiciones estaban creadas, pero no sé chicas cómo explicarles esto que me pasa, he perdido el encanto, el toque, creo que ya no soy la misma, siento que mi cuerpo está flácido, el vientre escondiendo la cicatriz del nacimiento de mi hijo y de plano ya no le queda nada, ¿ustedes recuerdan que yo tenía los senos que parecían de silicona? Y ahora tengo que usar sostén con relleno para disimular estos 40 que me aplastan y cada día me cuesta más tratar de conservar este rostro de casi 30 ja ja ja ja ja ja ja. ¿Quién querría besar mi cicatriz?

— Cabello rubio: Yo no pienso que tú seas una mujer con tantos defectos, llegar a los 40 tiene sus encantos, mírate, ¿acaso tú crees que todas las mujeres de 40 parecen de 30? Amigas, a nuestra edad se sienten las mismas emociones, las mismas cosquillas, la misma lujuria. Yo pensaba igual que tú y estuve como 3 años sola, apartándome de todo lo que oliera a seducción, concentrada sólo en el trabajo y mi hijo, y no me van a creer que un viernes fui a un concierto de guitarra y adivinen ¿a quien me encontré allí? Nada más y nada menos que a Rey, estudió psicología, y me dijo que hacía 20 años me venía siguiendo la pista, ja ja ja ja, imaginen que me dijo que yo conservaba el mismo olor que antes, claro, eso me lo dijo cuando se acercó a besar mi mejilla, y tardó unos segundos sumergido en mi cabello. Pues para no hacerles la historia muy larga comenzamos a salir y terminamos enredándonos en una relación en la que la pasión se desbordaba, cumplía cualquier fantasía mía, pero en la vida nada es perfecto, un día me preguntó si yo confiaba en él y le respondí que si, me pidió mis contraseñas, al principio me pareció raro, pero sus argumentos psicológicos terminaron por convencerme con eso de que quien nada debe, nada teme, ¡Ahí comenzaron mis males!, revisaba toda mi correspondencia, hasta bloqueaba a mis amigos del Facebook por el solo hecho de decirme “linda”, ah y que decir de mi ex, esa fue su peor pesadilla, su fantasma de la ópera, escuchar su nombre era como encender la pólvora, y eso que él siempre supo que mi ex y yo terminamos siendo buenos amigos, nunca voy a entender por qué Rey no entendió que los amores pueden ser diferentes, los de amigos y los de amantes, ni tampoco entendió que él era la nota Re de mi pentagrama, y así una cosa hoy y otra mañana, la relación se fue desgastando, y ya hacer el amor era como comerse una manzana dos veces por semana sin ganas de comer.

— Cabello negro: ¿Entonces estás sola? ¡y yo que creía que todo te estaba yendo de maravilla!, la verdad es que las apariencias engañan, por eso yo prefiero estar sola, alejada de todos y no vayan a creer que nadie se acerca a mí, si les contara, ja ja ja ja ja ja, hace unos meses conocí a un gentleman, pero nada más y nada menos que en un restaurante, no imaginaría un lugar como ese para conocer tamaño personaje, si porque es todo un personaje, no vayan a creer que se trata de un Steven Spilberg, más bien es un personaje quijotesco, cabellos oscuros, dedos largos como los de Lennon, e igual de enigmático, y sus ojos verdes, que esconden una historia que no quiere revelar. En fin chicas, me caló bien hondo, pero eso no fue lo que me impactó de él, al fin y al cabo chicos guapos por ahí hay un montón, es que a medida que hablaba yo lo imaginaba como Grey, el de las 50 sombras, mostrando una imagen de caballero impecablemente correcto, escondiendo un pervertido capaz de realizar el sexo de las maneras más insospechadas, de las que aún faltan por ser escritas en el nuevo kamasutra, ja ja ja ja ja ja todavía no sé por qué fantaseé así con él, ni siquiera lo conozco, y quedé sorprendida con la facilidad que él me desnudó, ja ja ja ja, no estoy hablando de quitarme la ropa, estoy hablando de que me abrí con él, le mostré como soy, le mostré mis miedos y créanme, a pesar de no conocerlo, nunca me sentí vulnerable ante él, todo lo contrario, era como estar parada frente al espejo y lograr mirarme a mí misma, cada huella en mi piel, y el espejo era justo él; pero fui cobarde amigas, lo confieso, nunca me atreví y no creo que pueda hacerlo a mis 40, a acercarme lo suficiente como para tener una relación de esas de domingos por la tarde, 14 de febrero y cumpleaños feliz.

— Cabello rubio: Ladys, propongo un brindis, levantemos nuestras bebidas, que no son alcohólicas…….

— Cabello negro: …pero deberían.

Todas ríen ja ja ja ja ja ja

— Cabello rojo: ¿Y por qué brindamos?

— Cabello rubio: Por este encuentro que nos debíamos.

— Cabello rojo: Por nuestros 40 recién cumplidos y vividos…… y bien vividos, porque hemos amado intensamente y nos han amado muy intensamente también.

— Cabello rubio: Por los amores que están por venir.

— Cabello negro: Por los que no nos atrevimos a vivir.

— Cabello rojo: Por nuestros miedos.

— Cabello rubio: No, por eso no, no me pongas esa letra, mejor brindemos por vencer esos miedos que nos pesan y nos impiden ver afuera, porque chicas, afuera hay nuevas historias esperando ser escritas.

Las tres mujeres: ¡Salud!

Risas, carcajadas que resuenan en toda la habitación.