Mi Nuevo Comienzo

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Mi Nuevo Comienzo

Por: Lorena del Cristo Serrano Martín

Intento recuperar el aliento. Me dirijo a casa. He dejado el coche demasiado lejos, estoy cansada, más bien agotada. El bullicio del tráfico me molesta, la gente de mi alrededor también, incluso el olor de sus perfumes cuando pasan a mi lado. No entendía qué era lo que me pasaba. Bueno, sí, pero reconocerlo sería sentir más dolor. Llego a casa y cierro la puerta con llave para que nadie entre. Necesito estar sola. Voy directa a mi habitación, y como es tarde, me acuesto en la cama. No puedo dormir, mi cuerpo se revela. Cansada de dar vueltas bajo las sábanas decido levantarme, prepararme un café con leche calentito que temple mis nervios, de paso cojo el móvil por si hay alguna novedad, aunque en realidad me da igual, probablemente lo que vea me aportará menos paz. Al atravesar al salón, veo el vestido de novia colgando en su percha de la estantería, un escalofrío recurre mi cuerpo. ¿Qué pasaría si me voy? ¿Importaría? Probablemente no, pero por desgracia no le puedo hacer eso a mi madre ¿O sí? Le rompería el corazón, aunque al final, lo entendería cuando se lo explicara, o eso creo, lo que si sé es que casarme con él sería un gran error.

Las imágenes de aquella tarde vuelven a mi mente, como una mala pesadilla: me veo saliendo del trabajo emocionada porque he salido antes para sorprenderlo y hacer el amor por última vez como solteros. Abro despacio la puerta sin hacer ruido de la que será nuestra casa. Estoy nerviosa, miro las llaves y contemplo el llavero que me ha regalado por la mañana, pone “siempre juntos”, sin duda habíamos superado muchas cosas, y en breve sería para siempre. Al girar para llegar al salón los veo en nuestro sofá. Ahí está él, con ella encima, disfrutando, con uno de sus pechos llenándole la boca. Tirando de su pelo con una mano, tan absorto que ni se da cuenta de que he entrado. Me falta el aire. Ella tiene su cabeza hacia atrás y está extasiada por sus atenciones, gime, se mueve arriba y abajo con deseo, siguiendo su ritmo, mientras él cambia de un pecho al otro y suspira intentando prolongar su placer. Le suelta el pelo, y clava sus manos en la cintura de ella para poder llegar más dentro. Gritan al conseguirlo. Mi bolso cae al suelo y el estruendo hace que se vuelvan hacia mi… Silencio… Ahora sólo hay un silencio ensordecedor… Sus ojos y los míos se cruzan, no hay palabras, no hay nada, así que recojo todo lo de mi bolso torpemente y salgo corriendo de allí. ¿Qué se supone que hago ahora? ¡Él ni siquiera me ha seguido! Debo ir al único lugar donde me siento segura. Llego al coche y huyo a mi piso.

Enseguida me doy cuenta de que no es tan seguro como pensaba. Ahí está mi vestido de novia recordándomelo, riéndose de mí. Sólo quedan unas horas para entonar el “sí quiero”. Me acerco, lo miro, lo acaricio mientras las lágrimas surcan mi cara descontroladamente, es tan bonito, tan blanco, tan puro, que me duele mirarlo.

Miro el móvil y ahí está su desesperado intento de contacto, veintitrés llamadas perdidas, cinco mensajes en el buzón de voz, cientos de whatsapp… me debato entre oír o leer los mensajes, ¿Acaso cambiarían algo de lo que siento? ¿Harían que tomara otra decisión? ¿Aliviarían mi dolor? En fin, me decanto por oír el buzón de voz que, probablemente, serán el resumen de todo. Pongo el altavoz y escucho.

— Lo siento, no sé qué me pasó, fue sólo un calentón ¡Llámame! – lo borro y dejo que empiece el siguiente – Nena, por favor, nos casamos en unas horas, déjame hablar contigo, explicarte, cógeme el teléfono. — hago lo mismo que con el anterior y continúo — No me creo que me hagas esto ¿Cómo es posible que no cojas las llamadas? Quiero arreglarlo, te necesito — otro más que deshecho — Piensa en lo que dirá la gente, no podemos hacerle eso a nuestros padres, además nos queremos. Te quiero nena, no sabía cuánto te quería hasta ahora. ¡Llámame! — ahora es ya un poco tarde y los demás, por mí, se pueden ir al cuerno. Por fin llego el último — Estoy destrozado ¿No lo entiendes? ¡Llámame! — ¿Y yo cómo estoy? Vuelven a mi las imágenes de ellos follando, lloro sin poder hacer nada para evitarlo mientras me abrazo a mí misma.

El microondas me devuelve a la realidad y tengo lo que parece una gran idea. Es el momento de escapar. Abro el portátil, me meto en la web de mi agencia de viajes y aparece una oferta de vuelo con hotel a Tenerife. Mejor sitio imposible. Hago la reserva, tengo que estar en el aeropuerto dentro de cinco horas, cogeré el primer vuelo y así cuando venga el peluquero, el maquillador… Ya no estaré aquí. Cuando me haya instalado en el hotel llamaré para que nadie se preocupe. Recojo y me voy.

Por fin he llegado a mi destino. Me siento un poco mejor, me tiro en la cama de mi habitación, es amplia, en tonos naturales, aunque las sillas del tocador son amarillas. El cabecero de la cama parece repujado haciendo que el conjunto sea precioso y absolutamente relajante. Miro el reloj, son las doce y media, hora de llamar. Respiro, cojo aire, yo puedo, mi madre descuelga al primer tono.

— Cariño, ya vamos a salir para tu casa, llegamos justos de tiempo — me invade la pena.

— Mamá ¡No vayas! No estoy y no habrá boda — suspiro, por fin lo he dicho.

— ¿Pero qué dices loca?¿cómo que no hay boda? Déjate de bromas — está nerviosa.

— He pillado a Mario con otra y no me caso. Me he ido de viaje mami, hablamos a la vuelta. Te quiero.

Cuelgo mientras oigo que me grita algo que no llego a entender, pongo el teléfono en silencio para evitar oírlo si vuelve a sonar. Sabe que estoy bien y que no hay boda.

Será mejor que Mario hable con ella, no pienso llamarlo, no puedo oír su voz. Envío un mensaje “Me he ido, no hay boda, que seas feliz”, creo que será suficiente. Antes de dejar el móvil veo la respuesta “al menos hablemos, yo me encargo de cancelarlo todo, pero hablemos”. No tengo ánimo, no quiero, respondo “cuando vuelva te aviso, adiós”. Dejo el móvil en la mesilla, lo ignoro, me voy a la piscina. El día es soleado, la temperatura exquisita y en la infinitive pull, de la zona de adultos, veo una hamaca alejada de todo con una sombrilla, me hago con ella, le pido un mojito al camarero y me tumbo a tomar sol. Cuando ya llevo tres, decido darme un baño. No me han subido los mojitos por lo que puedo caminar con la poca dignidad que me queda. Me zambullo, el agua me alivia la piel y el alma. Al salir diviso el mar y disfruto de las vistas a la Gomera. En la tumbona, mientras me pongo crema, veo a una pareja hacerse arrumacos en el agua, así que me acuesto y cierro los ojos para no llorar.

Los días pasan y sé que tengo que volver, debo enfrentarme con mi vida y ahora que ya he llorado todo y más, me he dado cuenta que he hecho lo mejor. Sé que puedo.

Al llegar a casa lo primero que veo es el vestido. Me acerco a él, paso mi mano lentamente por la tela, lo descuelgo y lo guardo en la caja donde había venido, seguro que consigo venderlo y recuperar algo de dinero. Mando un mensaje a mi madre avisando que he vuelto, y a Mario. Saco las cosas de la maleta y una vez vacía, meto lo poco que queda de Mario en casa. Al menos ya no hago la mudanza. Concentrada en esa tarea me interrumpe el sonido del timbre. Cierro la maleta y corro a abrir la puerta.

— Lo siento nena ¡No sé qué me pasó! Seguro que fueron los nervios por la boda.

— Lo hecho, hecho está — le digo mientras impido que me toque — ahí tienes tus cosas, puedes revisar por si me he despistado de algo. — me mira, no da crédito.

— Pero… Pero… — no sabe ni que decir, las otras veces he vuelto, pero esta vez no.

— Me enseñaron que si me engañas una vez es culpa tuya, las demás es mía, y tú y yo sabemos, que esto ya ha pasado. Por suerte me he dado cuenta a tiempo, mejor ahora que después de la boda ¿No crees?.

— ¡Pero yo me he dado cuenta que te quiero, quiero que seas mi mujer y compartir mi vida contigo! ¡No me imagino la vida sin ti!

— Lo siento, justo yo me he dado cuenta de lo contrario, así que se acabó. Llegó el fin.

Coge sus cosas molesto y se marcha. Me siento aliviada. Contra todo pronóstico me siento feliz, completa, sin duda es un nuevo principio. Es mi nuevo comienzo.

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