Intuición

Inicio / Románticos / Intuición

Intuición

Por: El Marqués de la Colina

Para los cristianos, el arco iris es un pacto que hizo Dios con su pueblo o el mensaje de los dioses del Olimpo o el pase entre el Midgard y el Asgard. Pero para mí, significa que la tormenta se ha ido, pero ha dejado gotas suspendidas en el aire que esperan impactar con la tierra y el sol ha salido para descubrirlas, hacer evidente su falta de respeto ante un momento que ya cumplió su ciclo.

Es medio día, y estoy sentado en la terraza mirando ese arcoíris de mierda que lo único que hace es ponerme ansioso, todos fuera tomándole fotos y sonriendo entre ellos, fingiendo amistad y felicidad. Felicidad amarga y efímera es lo que van a obtener luego que se den cuenta que solo están en este mundo por un momento, que la vida es mas corta que una verdad ciega. Cierro los ojos y respiro.

– Necesito que vengas al salón y terminar de hablar. – Me dice Pancho desde la puerta, sin entrar en la terraza, yo simplemente asiento. Trato de ignorarlo, mientras estoy enfocado en el mensaje de texto que estoy escribiendo.

“Hola. Llevo escribiendo esto como siete veces. No sé de qué manera puedo odiarte más. No solo he arruinado mi vida sino la de otra persona más.”

Miro al cielo y veo las nubes negras volver, el sol las está ocultado. No hay arcoíris y la gente nuevamente se está metiendo a sus casas, empieza a llover. No quiero ni imaginar lo que me va a decir Pancho ahora, no lo culparía de nada, ni de una apuñalada que intente descargar su furia contra mí.

Habíamos decidido ser una relación abierta, no atarnos el uno con el otro, simplemente dejarnos fluir y convertirnos en más que novios, sino amigos y cómplices de aventuras y aprendizajes.

Nos conocimos hace dos años en una aplicación del móvil, el único objetivo era descargar el estrés que teníamos encima y volver a nuestras vidas. Intercambiamos fotos, él envió unas tres y yo envié siete, esperando que se decida rápido y así poder concretar el encuentro.

“¿Y bien?”

“¿Te gusto?”

“¿Quedamos?”

Siguieron como veinte “¿Estás?” y luego me bloqueó y no supe nada de él. Tuvo que pasar otro año más para volver a contactarnos y empezar a hablar como gente civilizada y empática. Iniciamos una conversación luego de un “match”, una conversación absurda pienso, es más, la pienso sonriendo. No pasó mas de un día sin hablar hasta el encuentro frente a frente, en una de las calles más transitadas. Simplemente había ido por cumplir y al verlo simplemente pensé que esa sonrisa terminaría siendo el almíbar que endulzaría mis días. Ciertamente no lo reconocí en este segundo intercambio, no sabía que era él hasta hace poco, recordándolo todo. Algo me decía que íbamos a estar unidos por mucho tiempo, más del que nosotros creíamos.

Hemos pasado por todos y cada uno de los colores del arco iris desde un rojo pasional en cada noche hasta un frío índigo cuando razonábamos si esto nos llevase a buen puerto, o un violeta eléctrico cuando nos tomábamos de la mano y decidíamos seguir hacia adelante.

Ahora ya ha llegado la tormenta de nuevo y todos esos colores han sido borrados, para ser reemplazados por uno solo, el gris, nublando toda la luz y ocultándome en sus sombras. Cuando decidimos tener una relación abierta me sentí libre y a mis anchas, empecé a hacer lo que quería y cuanto más lo hacía, estaba seguro de que elegir a Pancho como mi compañero era lo mejor que había hecho en mi vida, y poco después dejé de hacer cosas que no compartía con él. Y luego en medio de esta estabilidad apareció Álvaro, un ex amor que volvió a la ciudad y tuvimos algunos encuentros que se volvieron intensos, hasta el punto de poner en duda mi relación con Pancho.

Álvaro había vuelto más manipulador que antes, no es por que fuera malo, porque el uso retorico de la palabra en algunas situaciones es válido, pero aquí el objetivo que tenía era tenerme a sus pies, pero no era el único al que quería tener así. El destino fue cruel por algo, y fue cruel para muchos al mismo tiempo. Un tiempo después le contaron que uno de sus amantes era VIH positivo y no era muy responsable que digamos. Álvaro se hizo la prueba y luego me exhortó a que me la hiciera, no sin antes primero preguntarme si quería estar con él en una relación seria y dejar a Pancho. Al principio pensé que era una cobardía, una venganza por haberlo rechazado, y luego entendí que era miedo, que iba a pasar esta situación solo y necesitaba de alguien más. Lo dejé con un portazo y me fui a caminar, y a pensar.

Estuve caminando toda la noche, pensando y pensando cómo iba a plantearle la situación a Pancho, esto lo iba a tomar muy mal. Sobre los encuentros que tenía con Álvaro, Pancho nunca los había prohibido, los criticaba y decía que él viene por algo más; cuanta razón llevaba. A diferencia mía, Pancho tiene una intuición muy desarrollada, hasta sorprendente, a las tres de la mañana me escribió preguntándome si estaba bien, y que cualquier cosa le avisara.

No podía mentirle, porque no podría ocultárselo a él, y no solo porque era mi compañero, sino que bastaba con mirarme para saber qué me pasaba. Cada vez que Álvaro enviaba un mensaje y quería que nos encontráramos en sus condiciones, Pancho me miraba, y solo se limitada a decirme que me cuidara y que no me deje manipular por él. No sé por qué iba, no sé, si estaba bien con Pancho, discutíamos como toda pareja normal, quizás la rutina, pero no, no había motivo.

Llegué a casa con el amanecer, estaba con los ojos rojos de tanto llorar y apenas entré a casa, empezó a llover, Pancho estaba haciendo el desayuno para los dos.

– Ven siéntate y me cuentas qué ha pasado.

No sabía cómo decírselo, comimos y él empezó a hablar de las cosas diarias, de sus padres y las noticias, todo para aliviar la tensión en la que estaba. Yo sabía, que el sabía que me pasaba algo muy fuerte, y trataba de aliviarlo.

– Si no te sientes listo para decírmelo, no lo hagas, pero no lo dejes pasar. – Me dijo suavemente, y fue cuando empecé a llorar y a soltarlo todo. Le dije con detalle todo lo que había pasado, cada una de las cosas que me decía Álvaro mientras estábamos juntos, en cómo lo criticaba y cómo me sentía yo. El no dijo nada y bajó la mirada, fue cuando supe que le rompí el corazón. Estuvimos en esa posición casi una hora y cuando paró de llover salí a la terraza a respirar. Puede ser que me haya quedado dormido un par de horas, cuando desperté era ya medio día y había un sol brillante.

Ahora tengo que ir a escuchar lo que me dice, que prácticamente será una separación por mi estupidez y no darme cuenta de las cosas. Entro empapado a casa y en el sofá está sentando Pancho mirándome con los ojos rojos, ha llorado bastante. Se acerca a mi y me posa ambas manos sobre mis hombros, esto es algo serio.

– Te dije que en las buenas y las malas.

Se escucha mi móvil sonar, no lo cojo. Nos quedamos mirándonos, quietos.

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable El titular del sitio.
  • Finalidad Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios .
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies, puede ver aquí la Política de Cookies