Diablo con Nombre de Edén

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Diablo con Nombre de Edén

Por: Jacky Tara

Mi hermana me iba a presentar su nuevo novio.

Nunca tenía suerte, la pobre, se enamoraba hasta las trancas y la dejaban, así que yo siempre me convertía en un paño de lágrimas para ella. Ahora dice que es en serio, que se aman y que incluso sería su pareja de baile esta noche en su fiesta de fin de curso. Yo solo me preguntaba si empezar a prepararme para la siguiente porción de lágrimas dentro de muy poco…

Ella no paraba de hablar de él mientras se colocaba el vestido de noche. Sin embargo yo dejé de escuchar sus palabras empalagosas, porque en mi cabeza rondaba otra cosa…Lo rápido que se fue el verano pasado…

Mis amigos habían alquilado una casa con piscina para la fiesta de cumpleaños y había un montón de gente. Yo estaba sentada en las rodillas de mi novio Alex y me hinchaba de champán, porque la conversación me aburría a tope. Por supuesto nadie me prestó atención cuando ofrecí que nos marchemos.

– Nos quedaremos un poco mas – me sonrío Alex – Espera por lo menos que venga Adam.

Suspiré aburrida. Cada vez me presentaba a amiguitos de su infancia de cuyos nombres casi nunca me acordaba. Adam era uno de ellos, el único que me quedaba por conocer. Vivía en algún lugar de la costa y venía muy pocas veces por aquí, así que esta noche lo iban a ver. Mis amigas me habían hinchado la cabeza con él, con lo guapo e inteligente que era. “¡El hombre perfecto no existe!” – las cortaba enseguida yo.

Me aburría muchísimo así que cuando vi la botella vacía de champán, me levanté y me acerqué a la mesa de al lado para echarme un poco más. Contenta, vacié la copa en mi garganta y me quedé con los ojos totalmente salidos de sus orbitas, clavados en la mirada más encantadora que había visto…Justo enfrente de mí había un chico mirándome fijamente en los ojos. Entonces se me acercó dándome la mano:

– Tú eres Jennifer, ¿verdad? Encantado, me llamo…

– ¡Adam! – le interrumpí emocionadísima yo cogiendo su mano. Mi mirada se hundía en la suya, notaba cómo se me doblaban las rodillas y cómo el pulso se me atascaba en la garganta. Parecía que el tiempo había parado mientras nuestras manos seguían apretadas.

– Ah, veo que ya os conocéis.

Alex se metió entre los dos y nos invitó a sentarnos con los demás amigos, colocándome a mí en su regazo.

El también me miraba. Sentado justo enfrente de mí notaba cómo me desnudaba con su mirada. Era el hombre más atractivo que había visto jamás: exótico, con larga y oscura melena, cuerpo atlético suavemente bronceado, y sonrisa que me derretía por completo. Sus ojos… Por esos ojos cometería un pecado mortal… La conversación seguía al nuestro alrededor, las copas se llenaban por enésima vez, pero nosotros nos comunicábamos solamente con los ojos… Toda la noche.

Por la mañana nos juntamos todos a tomar el café, yo tenía una jaqueca terrible y estaba de mal humor, hasta que apareció Adam. Saludó a todos con una sonrisa, se colocó unas gafas de sol y se unió a la tertulia. Veía sus ojos a través de los cristales oscuros, no los despegaba de los míos.

Una semana después corté con Alex, ya no podía mentirle más, mi cuerpo era suyo pero mi alma no.

Con Adam hablábamos mucho, largo y tendido. Sin quitarnos los ojos uno del otro. Teníamos los mismos gustos e intereses, era solo unos años mayor. El mundo empezó a girar únicamente alrededor de mí y de Adam…De Adam y de mí…

Empecé a creer en aquella ridícula falsedad llamada Flechazo o “Amor a primera vista” que para mí siempre había sido como una leyenda antigua, que descansaba sobre las páginas de un libro gordo y lleno de polvo.

El sexo con Adam era increíble! Más bien hacíamos el amor, fundíamos nuestros cuerpos y almas en uno solo. Sus manos fuertes y ardientes recorrían cada milímetro de mi cuerpo llevándome hasta la locura. Bebía ansiosa la miel de sus labios, le entregaba mi alma a ese diablo con nombre del Paraíso, gritaba como loca de placer. Mi cuerpo respondía al suyo con miles de convulsiones, le deseaba con todos los sentidos de mi esencia…No nos despegábamos ni por un solo instante en toda la noche, veía el fuego en sus ojos y eso me encendía cada vez más. Jadeando, parábamos para tomar un respiro y seguíamos en la salvaje búsqueda de aquel volcán de placer, que nos hacía perder la conciencia. Y así hasta la madrugada…

La pasión nos encontraba allá donde nos escondíamos – en el bar, en el parque, en el cine, de día, de noche, bajo la lluvia…

Mi vida perdía sentido sin él. El diablo con cuerpo de Dios griego me arrojaba en las llamas solo con la mirada.

Mis amigos estaban preocupados por mí, intentaban decirme que pise el freno, por lo menos para darme un respiro, pero yo los ignoraba todos. Ahora estaba feliz, ahora rebosaba de felicidad y pasión, ahora descubrí la verdadera llama en mi alma, solté al aire libre al dragón de fuego que tenía encerrado en mi cuerpo…Le adoraba, él me hacía vivir en un mundo en el que podía rozar las estrellas con mis dedos, podría firmarle un acuerdo para morir en un mar de amor si me pide. Ahora no me iban a parar…

– Ya casi estoy. ¿Cómo me ves? – la voz de mi hermana cortó mis pensamientos de repente.

– ¡Estás preciosa! – cambié el chip enseguida – Y tu novio?

– Me espera delante del hotel…Además ya estoy tardando…Ven mas tarde y os presentaré.

– No sé si podré. He quedado con…

– Ya. Con ese… Adam se llamaba ¿no?…

Mi hermana un poco enfadada, cogió su bolso y salió disparada hacia las bocinas impacientes de fuera. Se paró en la puerta diciéndome:

– Ven de todos modos, ¡por favor! – y salió corriendo.

Tenía que hacer un sacrificio. Suspiré y llamé a Adam.

– …No puedo esta noche. Pero pensaré en ti…

– ¡No te preocupes, mi amor! Hasta mañana…

Mi madre entró en la habitación. Me miró un poco raro y me enseño la silla.

– Siéntate!

– ¿Qué pasa? – la pregunté preocupada.

– Tu hermana…Está enamorada de ese chico…Kevin?

– Sí. Hasta las orejas. ¿Por qué?

– ¿Y sabes si ha habido algo entre ellos? Me refiero a… Ya sabes…

– Pero mamá, pregúntaselo a ella, yo no sé…

– Escucha. Te voy a contar algo…

…Una hora más tarde yo volaba sobre la moto en búsqueda de aquel hotel rural, donde mi hermana celebraba su fin de curso. No paraba de darle vueltas cómo le iba a contar algo que literalmente me estremeció…Cómo le iba a explicar a esa chica tan enamorada, que antes de encontrar a nuestra madre papá había tenido otro matrimonio, que abandonó a su hijo quien hasta el día de hoy no conoce a su padre!… De qué manera le podía explicar que muy poca gente conocía esta historia… Y que este chico es precisamente su novio Kevin…

Cuando encontré el hotel entré rápidamente con el casco en la mano y pasé al enorme jardín donde estaba la fiesta. Chicos y chicas con copas en las manos rodeaban las piscinas, bailando y salpicándose con el agua. Entre ellos pude distinguir a mi hermana y me fui hacia ella. No quería estropearle la noche, pero tenía que pararla a tiempo, mientras que no sea tarde. Me acerqué y noté cómo me temblaba la voz…

– Sara…

– Hermanita! Ya estás aquí… – rebosaba de felicidad.

– ¡Tengo que hablar contigo! – le insistí.

– Déjame primero que te presente a Kevin! Tesoro, esta es mi hermana Jenny.

Enseguida me mareé. Mis ojos encontraron aquella mirada que me mataba despacito. Delante de mí con todo su encanto y belleza estaba El – el Diablo con nombre del Edén y cuerpo de dios…

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