Noche de Luces y Sombras

Inicio / de Misterio / Noche de Luces y Sombras

Noche de Luces y Sombras

Por: Mayte Salmerón Almela

Fue el primero en llegar al sitio señalado. Se topó de golpe con aquel cuerpo inerte, tirado en medio del bosque, rodeado de las hojas secas del otoño y con esa preciosa joya entre sus dedos.

La llamada de aviso que había recibido en comisaría no le había avisado de la cantidad de sangre seca que todavía se podía apreciar por el maquillado rostro, tampoco de los ojos abiertos que aportaban una mayor crispación a la escena. Sin poder despegar la mirada, el inspector Méndez no pudo evitar contener una lágrima para seguidamente tocar aquella mano de la persona que tanto había amado. Tuvo que recomponerse para mostrar una falsa displicencia ante la patrulla que se acercaba, junto al juez de turno, para levantar el cadáver…


Una semana antes, Mario apenas era consciente de lo que había a su alrededor: luces, diversión a gritos, mezcla de olores, música atronadora… Se pararon en el puesto de algodón de azúcar, tal y como Jessi había deseado desde la tarde anterior, un día antes de que la feria comenzara. Caminaban directos hacia la noria, Jessi quería su momento romántico acompañado de Mario y del dulce rosa entre las manos. Sí, ella se olía lo que iba a ocurrir esa noche. De camino a la gran rueda gigante de luces fosforitas se toparon con Christian Méndez. Las miradas se cruzaron y Mario no pudo evitar un repentino sobresalto.

Jessi ya se había tomado más de la mitad de aquel mejunje de azúcar sin haberle ofrecido ni una pizca a su acompañante. Parados en lo alto de la noria, Mario notaba la mirada penetrante de Méndez que se había apostado debajo de aquella atracción; se observaban el uno al otro sin ningún tipo de disimulo y Jessi le cogió la mano de repente, tal vez cansada de que esa noche no le prestara la suficiente atención. Mario se tocó el bolsillo de nuevo para comprobar que seguía llevando ese objeto tan valioso que en cualquier momento entregaría a su querida. Pero… tras lo sucedido la noche anterior… ¿estaba seguro?

Y empezó a recordar la casa de la familia Gastelo y lo que en ella rezaba encima de la puerta principal: “Orad por nuestras almas todos los viernes de vuestras vidas.”

Le hizo gracia pensar que en aquella casa ya nadie podría rezar por esas almas inexistentes, puesto que llevaba abandonada más de cien años. Los restos caídos, las ventanas desvencijadas, y los trozos de pared descorchados daban pie a que eso se intuyese. Sabía que Christian Méndez lo había seguido hasta allí y se volvió a él para preguntarle si quería acompañarle hacia el interior. No hubo contestación, su cara lo decía todo.

—No cojas el anillo de la casa, está maldita, nadie les reza desde hace años y están resentidos —le advirtió Méndez mostrándose sudoroso por, tal vez, la caminata y, con seguridad, por el temor a lo que Mario pudiera hacer a continuación.

—¡Menuda gilipollez! Vete y deja de perseguirme. Te quité a tu novia y ahora va a convertirse en mi esposa.

Méndez no pudo sino mirarle con cara de pocos amigos, y con un gruñido gutural, que salió de sus entrañas, explotó diciéndole:

—¡Si le pones el anillo, la maldición caerá sobre ella! ¡Imbécil!

Tras ello, Christian Méndez abandonó la escena rendido ante la actitud irresponsable de Mario.

Todos los del pueblo sabían del tesoro de los Gastelo, pero muy pocos se habían atrevido a entrar a aquella mansión y llevarse algo sin permiso. Días después aparecían los cadáveres de esos valientes, portando las joyas robadas. Mario no creía en viejas historias, pero el cartel lo decía muy claro: tenía que rezar por esas almas. Y así lo hizo. Ante la casa abandonada, se arrodilló, hizo sus plegarias y entonces, ¡justo entonces!, vio el anillo brillar.

La suerte ya estaba echada.

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable El titular del sitio.
  • Finalidad Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios .
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies, puede ver aquí la Política de Cookies