El Misterio de la Famosa Niña Interior

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El Misterio de la Famosa Niña Interior

Por: Macarena Miletich

Aquella sensación tan grande de lo que es el Amor, impulsaba a aquellas lucecitas/conciencias a buscar en varios espejos, a todo lo largo y ancho de los universos.

Su desplazamiento podía producirse en “super-speed”, una velocidad con formato rectilíneo, que aprovecha las autopistas de la red cuántica, (como la de las carreteras normales que conocemos por estas tierras), para estar casi al mismo tiempo “aquí y allá”. El deslizamiento es como el de un tobogán enorme “—¡Uuuuhhh! ¡Eso sí que es una sensación de ligereza! ¡Más rápido que la luz, mejor que un coheteeeee!”

El misterio de lo que ondula en el movimiento femenino de esas luces/conciencia, les lleva a fijarse en un paisaje planetario, en este caso, en el nuestro, y comentan: –“¿Qué modelos son más adaptables, qué figuras son más adecuadas para mí?” –“¡Ah, yo quiero vivir ahí!

– “Estaremos en pequeñito, como escondidas e invisibles y ofreceremos un gran tesoro para cuando crezcamos desde allí dentro.” Se observaron muchas figuras en las plantas, en las flores, en los árboles. Especialmente, el perfume de ciertas rosas, que parecían una melodía de palabras, siempre sugerente en la forma de sentir.

El aprendizaje principal se basaba en la flexibilidad. Cómo cada ser se adaptaba a los rayos del sol, al movimiento de la brisa tan suave; observar cómo se puede sentir el cielo con raíces agradables y húmedas dentro de la tierra. Algo así.

Se referían a organizar un estado de ser, que luego se ha llamado “infancia”, en donde se pueda articular una vivencia en el juego, en la sonrisa, en el sentir “to-cán-do-lo-todo”. Partiendo de la cuna de unos brazos amorosos como nido.

Los ingredientes especiales son: no perder la pureza, vivir la capacidad de asombro al máximo, preguntar y preguntar hasta entenderlo todo, completamente todo, y volver al punto de juego. Esos son los ingredientes diurnos.

La gracia y la luna de la noche, como “especias” principales, tenían que ver con el sueño, con la capacidad de soñar desde la anochecida hasta la madrugada y el despertar con lo que existe y con lo que no existe (aparentemente). Encontrar los amigos animales que me reconocen y…que quieren jugar conmigo. ¡Otra vez jugando, otro rato más, qué divertido!

La chispa femenina del amor, en esta variante para las damas terrestres, escogió un formato mini, un holograma en pequeño, de su propia fuerza interminable, conocido aquí como una “diosa.”

Así se creó “la niña interior”.

Pocas mujeres se atreven a coger los prismáticos para llegar a verlas en plenitud. Pocas mujeres desenvuelven su energía, como una persiana, desde dentro de sí hacia arriba, hasta que su forma de holograma se hace una segunda piel, dando mucho más brillo a la mirada. Más que una psicología, se trata de un proceso de puentes que se unen.

El secreto que guarda este formato femenino, como dama estelar es que la energía se abre, crece, se estira hasta contener todo el amor que ya vibraba al inicio de toda esta historia.

Son como tres partes, tres facetas que se han hecho una sola. Una fusión perfecta de luces del amor. Una trinidad silenciosa y vibrante, que ahora llega a comprenderse en los tres estados: estado de origen, estado de humanidad, estado de niña interior.

Algo así como si el firmamento se hubiera querido convertir en la sonrisa hechizante de una mujer completa, alcanzando el título de una gran dama.

Es esa mujer en la que hemos logrado convertirnos.

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