Razones para Quererse

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Razones para Quererse

Por: Carolina Salgado Luzuriaga

Relato corto:

Varias veces discutieron los motivos por los que no debían estar juntos, eran contundentes. Por ejemplo, Hugo les llamaba “chinos” y Jennifer prefería “pequeños comercios regentados por personas de origen asiático”. No tenían futuro ninguno, pero resulta que un día un adolescente les preguntó dónde podía encontrar una “tienda de alimentación” y ambos sonrieron.

Empezó pues su relación, siendo un secreto. No querían poner en peligro los empleos que los dos acabarían dejando un par de años más tarde.

Un martes el hambre se hizo presente después de amoríos vespertinos en el miniapartamento de Jennifer e hicieron juntos ensaladilla rusa. Hugo insistió en ponerle remolacha y, aun odiándola, ella cedió. Había cedido a enamorarse, qué importaba ya alterar la receta original.

Jennifer llevó un táper a la oficina al día siguiente. Mientras comía con los compañeros de su equipo, Hugo se aproximaba acompañado de sus guapísimas becarias al comedor. La miró con ternura y tras saludar a los presentes dijo casi gritando: “Jenny, te has equivocado, es ensaladilla rusa, no rosa.” Ella reprimió la absoluta vergüenza con su cara del tono de la comida y mientras todos reían burlones, con una mirada, le juró venganza.

Era la Noche en Blanco en Madrid y pasaron de las interesantísimas actividades culturales para ir a beber con unos amigos. Eran las 6 de la mañana y solo quedaban los dos en el bar. Decidieron continuar en el casino, ganaron 140 euros y una deliciosa borrachera.

Llegaron al lujoso piso de Hugo y éste jugó a mojarle un poquito la cara mientras ella se lavaba las manos. Desamarró una furia exagerada en Jenny quien le pidió que se arrodillara y le pidiera perdón, él hizo lo propio y pronunció un romántico “lo siento”. Ella fingió ir a besarle y aprovechó para echarle una botella entera de agua encima mientras decía entre carcajadas “esto va por la ensaladilla rosa maldito idiota”.

No se sabe cómo, pero ya llevan 5 años juntos y la vida les ha cambiado mucho. Ella llama “topacio” a Hugo, no porque sea su piedra favorita, sino porque sin gafas no ve una m… (pitido de censura). Él llama “coco” a Jennifer, no por la tierna abuelita de la película, sino por peluda.

Él le dice “cariño, no eres el centro del mundo” y Jennifer contesta “¿cómo que no si soy de Ecuador?”.

Ella le dice “me habría gustado conocerte antes” y Hugo responde “¿cuándo?, ¿cuándo tenías 3?”.

Ha seguido pasando el tiempo y ahora mismo están planeando el bautizo de su primer hijo. Jennifer ya tiene 30 y Hugo acaba de cumplir 46. Ella sigue diciendo “servesa”, sin embargo él dice que “le vale verga”.

Lo único en lo que coinciden es en que no van a invitar a la fiesta al primo ese que le preguntó a Hugo, “tío, ¿Qué hiciste para estar con un mujerón como Jennifer?”, él contestó “tener el pito grande” y ella explotó de la risa.

Entonces el primo encajó todo.

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