Por una Copa de Vino

Inicio / Eróticos / Por una Copa de Vino

Por una Copa de Vino

Por: Gemme Noire

Esa mañana, cuando se miró al espejo, se sorprendió al descubrir otra nueva identidad dentro de su ser.

Con esta, ya eran tres, sorprendente esta chica y sus identidades ocultas.

Ese mismo día de su nueva identidad, firmó su cita con el Diablo negro, todo empezó con una copa de vino a la cual no me pude resistir, con ella, acepté su juego oscuro y sus más perversos deseos ¡Un juego! ¡Eso me dijo! Maldita copa que me llevó a descubrir esa perversión.

Empezó mi castigo, debajo de aquella mesa con un mantel de un suave algodón blando y un bonito bordado en el cual mis ojos se clavaron, mientras él metía su mano por debajo de mi falda y sus dedos jugaban rozando mi calor.

Era un hombre alto, maduro y con unas canas que lo hacían atractivo, sus ojos de mirada firme te hacían sentir escalofríos.

La cita siguió en su habitación, esa primera copa nos llevó a cumplir su primera perversión. Un vestido me esperaba encima de la cama junto a unas sandalias y un antifaz, con un gesto me indicó el baño y con el vestido en la mano fui camino de mi primera gran revelación.

Al salir él me esperaba con las sandalias en la mano, el vestido era impresionante y dejaba mi espalda al descubierto, sus tirantes de perlas resbalaban sobre mi suave y aterciopelada piel, me senté a los pies de la cama y me puso las sandalias rozando con sus dedos mis tobillos, eso hizo que mi piel respondiera con un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, me levantó y me llevó frente al espejo y al oído me susurró «antifaz, ¿si o no?» lo miré y mi cabeza decía «sí» y mi nueva identidad decía «noooo» como podéis imaginar ganó el no, esa curiosidad mía por conocer todo.

Y ahí estaba frente al espejo. Con este impresionante vestido y sin saber lo que esa noche me esperaba, le miré viendo su cuerpo moverse por la habitación, sacó de su bolsillo una cajita aterciopelada y la dejó sobre la mesita de noche.

Se quitó la americana la dejó caer sobre el respaldo de la silla, con esas manos suaves y dedos largos soltó el nudo de la corbata y desabrochó el primer botón del cuello de su camisa y se fue aproximando a mí no sin antes coger la cajita, se acercó por detrás y pasó sus manos a la altura de mis hombros, abrió la caja y upssss… Si mis ojos no mienten eso es un bisturí y perece profesional.

Madrecita esa copa de vino y sus sorpresas, con mucha delicadeza lo sacó y lo tomó en su mano mostrándolo y explicando que es su instrumento de trabajo pues es cirujano y un gran profesional, me miró a los ojos y preguntó si tenía miedo. Respondió mi curiosidad antes que yo y ahí estaba dispuesta para él.

Tomó mis manos y les puso una cinta roja, las anudó en mi espalda, puso sus manos sobre mis pechos, pellizcó los pezones y mi cuerpo empezó a vibrar.

Tomó el bisturí y con un movimiento corto y preciso, hizo un corte a la altura de mi pecho. La fina seda del vestido cayó al suelo en forma circular y mi pezón quedó al descubierto, al instante, su boca se posaba sobre él y me sorprendió con un mordisco «¡ummm!!!!!» Lo besó y pasó a continuación al otro lado, la misma delicadeza con el bisturí un corte limpio y mi pezón corrió la misma suerte: ya lo tenía en su boca y jugaba con el «ufffffff» placer, el calor y la humedad ya estaban abrasando mi cuerpo y esto acaba de empezar.

Fue para la mesita, se sirvió una copa y se sentó a contemplar su obra, sus ojos lo decían todo, mi cuerpo quería más y lo esperaba con ansia pero no imaginaba lo que vendría después, se levantó y me susurró «serás mi capricho». Tomó el bisturí y desde mi pecho bajó hasta llegar a mi humedad, un corte preciso para poder meter los dedos y notar que estaba preparada para él, y siguió cortando en círculos aquel impresionante vestido cual trozo a trozo iba cayendo al suelo a jirones, estaba dejando mi cuerpo cada vez más desnudo, a cada trozo caído su boca terminaba en esa parte de tela que cortaba, mis gemidos eran ya más que numerosos… Me llevó a la cama y, desnuda, me tumbó boca arriba, tomó la copa y la acercó a mi pecho, derramó un poquito y lo chupó terminando con sus dientes en mi pezón.

El siguiente, lo derramó por mi monte de venus desatando un fuego de sensaciones al bajar por mi pubis y antes de que el alcohol quemara su boca devoró todo el líquido y como ya estaba a su gusto me hizo suya una y otra vez hasta quedar los dos saciados de placer.

Desperté de este sueño, cuando un rayo de sol entró por la ventana y se posó en mi mejilla. Los ojos me llevaron a descubrir un sobre negro en la almohada y una llave (?) Qué más podía pasar «uffffff».

Justo cuando me disponía a cogerlo sonó el teléfono, su voz terminó de despertarme, con voz firme y con tono serio ordenó no abrir el sobre todavía. Mi curiosidad estaba al límite y mi nueva identidad me empujaba a ser traviesa y abrir ese sobre negro pero me contuve, no sería por falta de ganas «aissssss», salir de esa habitación me costó, pero el día estaba ya decidido y mi tiempo en esa habitación también.

Me citó en una cafetería y ahí estaba yo camino a mi nueva aventura, el desayuno se hizo largo y su mano se encargó de asegurar que esa humedad siguiera latente, mi próximo «destino» desconocido.

Ya en su coche, la carretera me era desconocida, imposible de descubrir ese lugar nuevo de aventura, paramos en un claro del camino y me invitó a bajar del coche, de su mano llegamos a un río, una pequeña barca nos esperaba para cruzar al otro lado, un caserón rodeado de vegetación. Entramos y me llevó directa a una sala, sólo se veía un billar en mitad de la habitación, ahí estaba yo tumbada en esa mesa de billar sin conocer mi destino, con los ojos tapados pero mis sentidos muy despiertos.

Los sonidos me indicaban que empezaba a llegar gente y sus voces masculinas se aferraban a mi piel. Con su voz empezó su juego, un mazazo y comenzó la subasta. Era yo la subastada ¡Dios mío! Tendré que pagar al barquero por mi nuevo destino. Una mano me acarició y su voz me tranquilizó, la suma ya era elevada y las voces cada vez más intensas «uffffffff» qué
será de mí.

Un último golpe puso fin a la subasta. “La mente es buena maestra pero mala consejera» y mi mente ya estaba imaginando y volviendo a sentir esa sensación extraña pero perversa que hace que mi cuerpo se excite.

Me llevó con los ojos vendados y me dijo: «Bajo ningún motivo te quites el antifaz» «uffffffff». manos por todo mi cuerpo, sensaciones nuevas, olores, frío, calor, texturas, manos y más manos dejándose llevar por todo mi cuerpo sin llegar a tocar mi humedad.

Esto es una locura, necesito explotar pero no me dio permiso solo se escucha su voz dando órdenes, de qué, y cómo hacerlo y yo ¡al límite! En el centro de una habitación y bajo la mirada de sus Amos las concubinas tocaban y acariciaban mi cuerpo semi desnudo, era el capricho de cada uno y ellas obedientes a sus órdenes.

Esta aventura, es lo más intenso que mi cuerpo ha experimentado, ¿será un sueño o de verdad me está pasando a MI?

Después del juego de la subasta ¿Qué? ¿Con quién? ¿Cómo? ¿Donde ? y lo más importante ¿Quien se llevó el premio? ¡En el próximo relato se desvelarán todas las incógnitas!

«………………..ODIO Y CASTIGO MALDITOS DEMONIOS………………..QUE ME SEDUCEN Y ATORMENTAN. ………………..SED DE TUS MANOS, CARICIAS OCULTAS EN SUAVES TORMENTOS………………..NOCHES SIN TI, CLAMO A TU ALMA Y MUERO DE FRIO.
……………….HIELO EN EL CUERPO, MALDITO ENEMIGO, UN SOLO ABRAZO TUYO………………..PUEDE CONMIGO.»

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable El titular del sitio.
  • Finalidad Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios .
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies, puede ver aquí la Política de Cookies