Cuerpo Sangriento

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Cuerpo Sangriento

Por: Mariamar Navarro.

Atado de ambas manos, al rededor de una farola, Jake pedía auxilio cuando volvió en sí, parecía que alguien lo había dejado inconsciente o le habían sedado para llevarlo a un sitio el cual desconocía.

De inmediato se imaginó en un juego tipo Saw, pero apartó esa idea de su cabeza, en su fuero interno se decía a si mismo que veía muchas películas y su imaginación era de lo más retorcida, sin embargo, una sombra salió de la nada y le hizo una foto con una vieja Polaroid Sun 600, dejando un tanto aturdido a Jake. Cuando se miró, estaba cubierto por sangre desprendiendo un fuerte olor a óxido que lo sobresaltaba continuamente. Jake no era un chico que le gustara salir en las noches, pese a autodenominarse gótico, y melancólico, vistiéndose como vampiro, maquillándose con sombras oscuras para simular ojeras y delinear el contorno de sus ojos celestes, apoyado de su genética caucásica y su melena larga y extremadamente lisa que se había dejado crecer desde los diez años, faltando unos meses para su décimo sexto cumpleaños, él era sano, estudioso y poco conflictivo, pese a su aspecto de vampiro de la época victoriana. Por tanto, no entendía qué hacía en ese lugar, y el motivo de su secuestro, o lo que fuese eso.

Impedido de realizar cualquier tipo de movimiento, y con todas las articulaciones engarrotadas, Jake solo podía gritar para pedir auxilio, pero el lugar que parecía una calle cerrada en su mismo barrio, no aportaba mayor referencia, ni había nadie que pasara por allí, por lo que intuía el chico, debía de ser la madrugada.

Nada podía ir peor, o al menos eso pensaba en su fuero interno, hasta que una mujer lo vio atado a la farola y se acercó para ayudarlo, pero algo la golpeó en la cabeza, dejándola en estado de shock mientras todo su cuerpo caía sobre sus rodillas, provocando cortes en las medias y sangre en sus piernas, haciendo que sintiese un profundo dolor, al tratar de incorporarse, había una figura de un individuo que le sacaba dos cabezas, tomando en cuenta que ella llevaba puestos tacones altos.

Ella se quedó estupefacta, sin poder emitir sonido alguno de su boca y con los ojos como platos, todo lo que aconteció fue tan rápido que Jake imposibilitado de moverse solo podía gritar, pero nadie le escuchaba, todo estaba en calma, a excepción de lo que ocurría frente a sus ojos.

El hombre de más de dos metros, ataviado de un pantalón de cuero negro y la chaqueta a juego, con una máscara grotesca con la forma de un tigre con el hocico abierto, le dio varios golpes a la joven, después con sus pesadas botas de piel con la punta de hierro, le aplastó la cabeza con fuerza, haciendo que se le deformara el rostro que hacía apenas unos minutos había sido terso y hermoso.

Se desabrochó el pantalón, y la penetró allí mismo, desgarrándole su falda con una bestialidad desinhibida, y feroz, dejándola completamente desnuda con la piel del rostro aún hundida al pavimento, el desalmado gigante, le desgarró con sus largas y putrefactas uñas, su espalda haciendo de ella, un lienzo cubierto de líneas rojas verticales, de las que emanaba sangre desmesuradamente.

Cuando se cansó de la posición, le dio la vuelta y la poseyó por delante, apartando con una mano, su desfigurado rostro, mientras con la otra le estiraba sus rubios cabellos con fuerza.

Jake vomitó al presenciar tan repugnante escena, y lloró, claro que lloró, pero no podía hacer otra cosa, se sentía un depravado, un maldito, que no era capaz de socorrer a una mujer indefensa, pero entre más deseaba desatarse, más se cortaba con la cuerda y la sangre comenzaba a hacer acto de presencia, y gritaba, pero entre más lo hacía, menos acudía nadie, en respuesta a sus plegarias, que solo las ahogaban sus lágrimas.

Clemencia, pedía, pero no la había y fue hasta que la joven dejó de respirar, que el demonio vestido de negro finalmente la dejó. Cuando acabó, solo se volvió a meter el miembro entre los pantalones, cerrando la cremallera y subiéndose a una moto negra, como su misma conciencia.

Al arrancar el motor, se dirigió hacia el cuerpo inerte de la joven; pasando por encima de su cabeza, provocando que los ojos se salieran de su orbitas, en un chasquido que le ocasionó unas arcadas a Jake, que al mismo tiempo se percató que la sangre de la chica estaba sobre él.

Y no pudo contener el horror, vomitando una vez más, sintiendo un mareo terrible.

Cuando el individuo de negro se hubo ido, Jake volvió a gritar con todas sus fuerzas pidiendo auxilio, pero no hubo respuesta, hasta que pudo acercar con sus piernas el bolso de la mujer hallada muerta a pocos pasos de donde se encontraba, y miró dentro por si había un móvil o algún objeto que le sirviera para poder desatarse, quitándose los zapatos para poder usar los dedos de los pies, con ellos, consiguió sacar lo que había en el interior del bolso, pero fue poco esperanzador, ya que solo había unos cuantos billetes sueltos, algunas monedas y un pañuelo con las iniciales A.F., pero en un rincón del bolso, había unas tijeras pequeñas para las uñas, esa fue su llave para poder deshacerse de la cuerda que le cortaba la circulación, una vez liberado corrió con todas sus fuerzas pese a su entumecido cuerpo, pero no alcanzó llegar al final de la calle cuando una moto apareció de repente y lo sujetó del hombro.

Era el enmascarado vestido de negro, quien le dijo que no diera un paso más, que la policía estaba al llegar y Jake era el asesino al que iban a condenar, no solo de la muerte de aquella joven cuya sangre aún estaba caliente, también de varias muertes más, y toda la sangre que corría por su cuerpo, era prueba fehaciente de ello, ya que las victimas habían muerto frente a Jake mientras yacía inconsciente (a excepción de la joven), y maniatado, pero eso la policía nunca lo sabría…

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