El Último Adiós

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El Último Adiós

Por: Camila Cortes (16 años)

Mi infancia estuvo llena de alegres momentos, en ese entonces me costaba pensar en cosas negativas cuando estaba rodeada de personas que me transmitían felicidad, y a medida que fui creciendo claramente todo fue cambiando, desde mi sonrisa traviesa por una mirada apagada, hasta el olvidar cómo se sentía estar en paz y sin la cabeza hecha una locura. Constantemente me culpaba de las cosas que no tenían nada que ver conmigo, empecé a victimizarme sin ningún sentido, pero, de lo que si estoy segura es de que mi dolor era más profundo que cualquier otra cosa; desearía obtener tantas respuestas, pero lo único que obtengo son más preguntas.

Mi madre al verme tan diferente, quiso preguntarme y sin sentido comencé a comentarle lo que sentía, ella me contó que ha tenido muchas experiencias buenas y malas en la vida y que eso le pasa a todo el mundo, pero en medio de la conversación me confesó una de esas experiencias que ella vivió; me conto cómo encontró al amor de su vida y cómo se fue en un instante; me entristece saber que el fruto de ese amor soy yo, y que ni siquiera soy considerada como alguien para él. Me ha escondido de su familia por tanto tiempo que me hace querer pensar que no debería estar viva, pero después de pensarlo; recuerdo el rostro de ella, la mujer que se ha esforzado por sacarme adelante y cambiar mi vida; realmente es una guerrera. Ahora ella me está apoyando en este proceso que se ha convertido en algo tan difícil para mí, me han diagnosticado con una enfermedad terminal, sí, es algo triste e inesperado, y nadie de la familia lo sabe, pero creo que es mejor así; no quiero escuchar palabras falsas, que según ellos son esperanzadoras.

Estos últimos días he recordado cómo era salir de viaje con mamá, era estupendo y emocionante para mí, aunque ella mostraba más felicidad que yo; siempre tomaba fotos de lo que encontraba en el camino, era muy gracioso observarla tan entusiasmada y ansiosa. Desde que estamos en este lugar su energía es muy débil, seguro está cansada, no ha sido tan bonito lo que hemos vivido, y el mostrar siempre una sonrisa puede tornarse algo agotador, no me basta con solo admirarla, me siento tan impotente porque ella carga mi dolor y el suyo en su espalda. Si tan solo él supiera que su ausencia me es dolorosa, sé que mi madre ha hecho mucho por mí y que no debería pensar solo en lo que quiero, pero él me causa gran intriga, ese hombre que tal vez ni sabe que existo, desearía verlo al menos por primera vez antes de morir, no quiero que él se culpe toda la vida de haberme dejado en los momentos más difíciles.

Me atreveré a pararme de esta camilla, escribir mi nombre y hacer una carta dirigida a él, en donde le daré un hola y mi último adiós, y que todo lo que ha pasado y lo que esté pasando quede grabado por siempre en su memoria, seré valiente como la mujer que me ha amado desde siempre y le pediré que lo busque después de mi muerte y se la entregue.

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