45 Minutos de Desprecio

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45 Minutos de Desprecio

Por: F.A.M.S.

Mis pies dolían, suplicaban un breve descanso, mis brazos y piernas a pesar del frío invierno, ardían en llamas mientras el tic toc de mi reloj no se detenía y las personas solo mostraron desprecio hacia mí.

Ese día me desperté muy temprano, me arreglé el cabello.

– ¿Recogido? ¿Suelto? ¿Ondulado o lacio? ¿División al centro? ¿Recto o zigzag ? – Me preguntaba mientras observaba con mucha atención mi reflejo en el espejo.

Utilicé un poco de maquillaje; base, sombras, mascara en mis pestañas y un labial para nada discreto. Busqué por varios minutos entre mis cosas el esmalte perfecto para combinarlo con el atuendo que tenía en mente utilizar.

– ¿Dónde estás? ¿Dónde te habré guardado? ¡Oh! Aquí estás, pensé que también te habían echado a la basura – Le hablé al esmalte color fucsia, acariciándolo como si fuera lo más preciado que pudiera tener en mis manos.

Abrí mi armario y escogí utilizar un pantalón corto color verde neón con un top corto color naranja. Además, una chaqueta con lentejuelas y unas botas de tacón negras que llegaban hasta la rodilla.

– ¡Oh! ¡Casi olvido mi reloj! – Me dije antes de terminar de alistarme.

Intenté salir de mi habitación sin hacer ruido para no despertar a mi madre. Sin embargo, al pasar por la cocina el intenso olor a café me dejó saber que ella había despertado primero. Me asomé para ver si alguien estaba en la cocina, pero solo se escuchaba el zumbido de la olla en donde estaban preparando el café. Mi corazón se aceleró, mi madre nunca dejaba sola la cocina mientras preparaba algo y eso significaba una sola cosa. Mi padre era el que estaba despierto, lo que hizo que en ese momento mis nervios no me dejaran caminar bien con los tacones, mis piernas temblaban mientras pensaba en qué sucedería si él veía la ropa que traía puesta.

– ¿Y usted para donde va con esa ropa? – Mi pulso se detuvo, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y sentí que apretaron fuertemente mi pecho.

– Es demasiado temprano, si utilizas ese pantalón tan corto te dará mucho frío.

Me di la vuelta lentamente, el shock aún permanecía, pero sentí un alivio enorme cuando vi que quien estaba frente a mi, era mi madre.

– ¿Me quieres matar del susto? Pregunté mientras recuperaba el aliento.

– Lamento asustarte cariño, pero debes darte prisa si vas a salir, antes de que tu padre te vea con esa ropa – Me contestó mientras abría la puerta de la casa para que saliera.

Salí de mi casa mientras miraba para todos lados, caminé de prisa hacia el autobús que me llevaría a la casa de mi novio, donde celebraríamos juntos su cumpleaños.

Inmediatamente subí al autobús, las miradas disgustadas de todos se dirigieron hacia mí. Pude ver como sí había lugares disponibles para sentarme pero mientras me acercaba, las personas colocaban en el asiento sus mochilas, sus bolsos e incluso sus pies. Estuve de pie todo el camino, sujetándome como podía de donde las personas me permitían colocar mis
grandes pero delicadas manos. Cuando el autobús hacía sus paradas, dejaban que las mujeres, hombres, ancianos e inocentes niños tomaran los asientos que me habían negado. Luego de 45 minutos, llegué a la casa de mi novio y soné el timbre. Cuando me abrió la puerta, me dio un fuerte abrazo. Con su inmensa sonrisa perfecta y una mirada en la que se reflejan destellos de felicidad me dijo:

– ¡Gracias por venir Juan , eres el mejor novio del mundo!

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