La Gran Cura

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La Gran Cura

Por Abril Brown

Era el año 2020, en primavera. Estaba todo vacío, no había nadie por las calles, solo animales que nunca se vieron por aquellos lugares. Los restaurantes vacíos, las playas desiertas y los hospitales llenos de contagiados. Nunca antes había ocurrido algo parecido. Todos estábamos tan sorprendidos que tardamos en reaccionar de la manera adecuada.

Estuvimos en el punto más alto de la pandemia, superamos a China y a Italia en muertos, y por supuesto, también en contagiados. Después de unos cuantos meses, creíamos estar ya cayendo de la curva, pero no, volvió a subir. Estuvimos así un par de meses, y en verano, todo cambió, de repente el virus se fue.

Todos estábamos extrañados, pero fuimos lo suficientemente idiotas como para volver a la vida que teníamos antes. Volvimos a salir a la calle con toda tranquilidad, todos los mercado, fabricas,… abrieron sus negocios sin ni siquiera haber pasado un mes de esta gran tragedia. Pero en lo que no nos habíamos dado cuenta, era que no se había ido, solo que, con el calor, se murieron algunos de esos virus, pero no todos.

Un mes después, en las vacaciones, hubo un infectado en Francia, lo aislaron, pero no fue suficiente, la gente seguía saliendo y haciendo su vida cotidiana. Hasta que apareció otro, y tras él, muchos más por todo el mundo. Habían tantos contagiados, que se murió más de la mitad de personas contagiadas, la mayoría hombres y personas de alta edad, sin descartar a los demás. Muchos perdieron a sus familiares, muchos médicos perdieron la vida por nosotros… No sabían que más hacer, estábamos todos en nuestras casas, pero el número no bajaba, de hecho, aumentaba cada vez más rápido. Los políticos estaban agobiados, la gente se quejaba del poco material que había, y los médicos trabajando noche y día sin parar ni una sola vez.

Después de un año, seguíamos confinados, porque todavía había demasiados contagiados.

En el planeta solo quedaban los niños y mujeres, extrañamente, todos los hombres y los ancianos murieron. No se podía hacer nada, solo esperar a que el virus hiciese desaparecer a los que quedaban por contagiarse.

Una noche vi algo en el cielo desde mi habitación, me extrañó mucho, porque el tráfico aéreo estaba cerrado, solo podían volar helicópteros en caso de emergencia. Pero no parecía nada de eso, estaba demasiado lejos y brillaba mucho. Se iba acercando poco a poco. Me asusté, cada vez iba más rápido.

De pronto, cayó en el bosque oscuro que había cerca de mi casa. No se veía nada, y no pude bajar por el confinamiento y me quedé con la intriga.

En esa noche no dormí nada pensando en ese extraño objeto.

Al día siguiente, mientras desayunaba viendo las noticias sobre el coronavirus, escuché algo en mi patio delantero. Salí a ver qué era, pero no se vio nada.

– Hola, ¿hay alguien ahí?

Nadie contestó, pero, repentinamente se vio algo extraño al lado de mi coche. Era un chico jóven con un traje espacial de color metal y un casco de astronauta. Estaba tirado en el suelo, no se movía. Llamamos rápido a la policía y al hospital.

Estábamos allí esperando a que nos diesen los resultados de ese extraño ser vivo. Salió un médico y nos dijeron que no era de nuestro planeta, pero sí humano. Habíamos descubierto que vivía una especie como nosotros en otra parte del universo.
Un par de horas después, se despertó e intenté hablar con él:

– Hola, ¿cómo estás?

– ¿Dónde estoy?

– Estas en el hospital.

– Necesito encontrar mi nave – dijo confundido.

De repente, se levantó de la camilla y salió por la ventana. Le seguí hasta que llegamos al bosque. Estaban todos los árboles en llamas, a lo lejos se veía el atardecer, y un poco más lejos de nosotros, estaba una enorme y preciosa nave espacial. No había visto nada parecido.

Cuando se abrió la puerta, entré junto a él. Había muchos más como nosotros. Estaban durmiendo en cápsulas.

Por dentro, la nave era de un estilo muy moderno. Las cosas parecían del futuro, estaba todo muy avanzado.

– Hola señorita, ¿qué hace usted aquí?

– Eso quisiera preguntarle yo a ustedes. ¿Qué hacen en este planeta?

– Somos una especie muy avanzada, pero igualmente somos humano. Venimos a ayudaros con esta gran pandemia. Tenemos una cura.

– ¿De verdad? ¿Cómo la habéis hecho? Nosotros llevamos mas de un año intentando encontrarla, pero es inútil.

– Eso es información restringida, debo pedirle que lo mantenga en secreto hasta que lo hagamos público.

– Está bien, pero no tarden por favor.

– Haremos todo lo posible.

Una semana después, vi en las noticias que unos científicos habían descubierto por fin la vacuna. En ese momento me sentí muy feliz.

Estuvimos en nuestras casas dos meses más, porque no nos podíamos arriesgar a volver a cometer el mismo error. Pero después de eso, volvimos a salir con tranquilidad, pero nada volvería a ser igual que antes. La gente seguiría asustada, y teniendo toda precaución en todo momento.

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